Prof. Guillermo Ara (Buenos Aires)
“Cosas” vienen envueltas en un ropaje amable y entrador. Disponen bien al que lo abre y el contenido no defrauda en absoluto. Al contrario, aparece menos risueño, más meduloso, con fuerte carga de ingenio y mucho talento. Es un buen cúmulo de definiciones no acartonadas, nada obvias, sutiles y sostenidas por una experiencia vital realmente orgánica. Muchas de estas definiciones bordean la paradoja, como que eliminando la paradoja se suprime hoy toda posibilidad de capitalizar conciencia sobre algo concreto… o abstracto. Su visión de la filosofía es escéptica, y si se observa bien, todo lo que afirma tiene el sello de la incredulidad. Es decir, es válido universalmente. De otro modo, solo él podría entenderse… o negarse a sí mismo. No debe ser nada cómodo hallarse situado como él -inteligencia lúcida, curiosa, inestable y en estado de permanente duda- y pisar la trepidante tierra que habitamos. Por eso es que prefiere el humor -a veces confundido con la risa- frente al gesto o la palabra irritante. No hay petulancia en los juicios y prefiere ignorar a los llamados héroes -sólo existen en la penosa subsistencia diaria-, así como prefiere ignorar que las guerras existen contra el pájaro y “la sonrisa de un niño”. Poéticamente su afirmación -aunque no frene guerra alguna- es inevitablemente válida. Su idea del poder me hace pensar que, al fin de cuentas -aunque la mitad del mundo trabaja en la destrucción de la otra mitad- siempre alcanza sus fines reales en el hombre frente a sí mismo, es decir, “frente a un espejo”.
Lo suyo configura -aparte la belleza de sus formas- un real esfuerzo por hacer creer a los hombres que todavía puede salvarlos una pizca de amor o un gesto mínimo de efectiva tolerancia.
“Caminando la vida” (Mercedes, Bs.As.)
Carlos Gili es el autor de “Cosas” (aforismos, pensamientos y reflexiones), de donde extraemos algunos de sus trabajos, que son para leer detenidamente y reflexionar.
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